El acabado partido o rachado (en galego), es un acabado que presenta el aspecto natural del corte de la piedra al abrirla de forma manual con cuñas, aunque hoy en día este proceso tambien se realiza con maquinaria hidráulica que rompe la piedra mediante la presión de unas cuñas alineadas. El corte se consigue por el mismo procedimiento que el lajado pero en este caso se aplica a rocas no lajosas. Normalmente se hacen estos cortes aprovechando algún plano de debilidad de la roca como pueden ser las orientaciones minerales en el caso de los granitos. Con todo esto se consigue un relieve más acentuado, irregular y rugoso. La piedra con este tipo de acabado se utiliza desde la construcción de viviendas, hasta la confección de adoquines u otras piezas destinadas al levantamiento de muros.
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