La ventilación de este tipo de fachadas se efectúa por convección natural o forzada. La convección natural se produce por “efecto chimenea” a causa del calentamiento del aire de la cámara, evacuando -así, parte de la energía absorbida por los vidrios de la hoja exterior.

La ventilación forzada hace referencia a que se actúa voluntariamente sobre la velocidad de convección del aire dentro -de la cámara, controlando al mismo tiempo el flujo de aire que entra y que sale de la cámara. A menudo se instala dentro de la cámara de aire ventilada una persiana u otro elemento de protección solar, que permita variar sensiblemente el factor solar, la transmisión luminosa, la temperatura superficial y el coeficiente de transmisión térmica a voluntad, sin tener que variar el vidrio exterior.

La parte interior de la fachada ventilada debe estar constituida por materiales térmicamente aislantes y materiales acústicamente absorbentes. En el caso de fachadas ventiladas doblemente vidriadas es conveniente también colocar cortinas de protección en el interior de la cámara para reducir el máximo posible la cantidad de energía solar incidente en la segunda fachada. Es habitual utilizar en este tipo de fachadas vidrios del tipo semirreflectantes, coloreados o serigrafiados para la piel exterior, pudiendo jugar con distintos tonos, para así aportar una óptima transmisión luminosa y un buen reflejo de imagen. Para la piel interior se prefiere un doble acristalamiento, proporcionando al interior del edificio un buen aislamiento acústico y térmico.

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