APLACADOS EN PIEDRA NATURAL
APLACADOS EN PIEDRA NATURAL
Los revestimientos o aplacados de piedra natural, constituyen elementos que tienen una función decorativa o de aislamiento, pero no portante.
Se puede decir, que sustituyen a las mamposterías tradicionales, estando su uso, cada vez más extendido, gracias a la evolución de las técnicas de sujeción.
En la instalación de fachadas con mortero y cemento cola es fundamental el trabajo de los profesionales, ya que se debe determinar el espesor del chapado en función del clima a soportar, así como tener en cuenta la utilización de anclajes de acero inoxidable.
La piedra natural se utiliza en muchos de los edificios para revestir las fachadas exteriores, dotándolas así de un acabado de gran dureza y calidad.
Este aplacado exterior potencia la imagen visible del edificio y le proporciona una serie de cualidades que se relacionan con la sobriedad, elegancia o durabilidad.
Tres son los aspectos fundamentales que han de tenerse en cuenta al decidir el recubrimiento exterior del edificio con aplacados de piedra, para evitar que aparezcan lesiones. En primer lugar, la elección del material, que debe ser una piedra dura, resistente al desgaste que produce la acción combinada del agua, el viento y los elementos contaminantes del medio ambiente al que esté expuesta.
Es preferible que tenga un acabado pulido, para dificultar así la acumulación en su superficie de costras de suciedad, que sirven además de soporte a la acción de líquenes y microorganismos que acaban fisurando o destruyendo la piedra.
El segundo aspecto a considerar es la unión o sujeción de las placas de la fachada, que puede realizarse mediante morteros, resinas o anclajes a base de tacos o de piezas metálicas para su unión a las fábricas o muros.
Particularmente importante es el caso de las piezas situadas en los frentes de los forjados y en los salientes de balcones y terrazas. En ellos, el peligro de desprendimiento se ve agravado por la oxidación de las armaduras o de los zunchos perimetrales de los forjados o por el incorrecto diseño de las impermeabilizaciones o el aislamiento de estos cuerpos volados.
Finalmente debe considerarse que los materiales se dilatan y encogen debido a la acción del calor o el frío, por lo que nunca resulta aconsejable disponer las piezas excesivamente próximas, debiendo siempre dejar una separación entre ellas para que puedan absorber las pequeñas variaciones de sus dimensiones.
Si los paños alicatados o solados exteriormente superan verticalmente los 9 metros se recomienda disponer de una junta intermedia, preferentemente coincidiendo con la línea inferior de los forjados de plantas o cubierta. Las juntas verticales se harán coincidir con los huecos, y en ningún caso se situarán a una distancia entre sí superior a 6 metros.
Acertar en la elección del material del aplacado, sujetarlo convenientemente y realizar periódicamente las operaciones de mantenimiento y conservación requeridas garantizará su durabilidad y la seguridad para los usuarios del edificio y los viandantes.
LA COLOCACION SIN CAMARAS DE AIRE
Se suele utilizar en paños de poca altura, no más allá de 5 o 6 m, aunque resulta recomendable, no superar los 3 m.
Entre el aplacado y el soporte, se deja un espacio de unos 3 cm que se rellena con un mortero.
Como medida de seguridad, se deben utilizar grapas que se reciben con el mortero y se anclan al muro de ladrillo o de hormigón.
Conviene prestar especial atención a la naturaleza del soporte, pues si este es de hormigón, conviene crear una superficie suficientemente rugosa (por picado) para obtener así una adherencia adecuada.
Esta modalidad de aplacado, no favorece en nada la ventilación de la piedra, por lo que su utilización, debería quedar limitada a situaciones especiales.
Tal sería el caso, de la parte del paramento en contacto con el suelo (zócalos) para protegerlo de roturas producidas por acciones vandálicas.
LA COLOCACION CON CAMARA DE AIRE
Se establece una cámara de aire, entre el aplacado y el paramento del edificio lo que facilita una muy buena ventilación de la piedra.
La cámara, suele tener como mínimo, una anchura de dos veces y media el espesor de la placa.
Los anclajes, deberán ser preferentemente de acero inoxidable, prescindiendo de elementos galvanizados, cuya durabilidad es mucho más reducida.
En zonas contaminadas y costeras, esta recomendación resulta obligatoria.
Para la elección de un modelo de anclaje, se deben de seguir las instrucciones del fabricante, quien normalmente facilita la información adecuada a través de sus catálogos comerciales.
LAS PLACAS DE PIEDRA NATURAL
Cuando el aplacado, se realiza sin cámara de aire el espesor de las piezas es en general inferior a cuando existe cámara de aire.
El cálculo del espesor, se puede realizar a partir de los esfuerzos de viento que dan lugar a diferentes momentos entre los puntos de anclaje.
Este es un espesor teórico que en la práctica, se ve normalmente superado por razones de seguridad, llegándose a la conclusión práctica en la mayoría de las rocas, de utilizar un espesor de 3 cm, cuando el anclaje es de bulón.
También puede verse incrementado el espesor, por razones de durabilidad, en zonas con heladas o contaminadas, donde el material se degrada más fácilmente.